Fiebre de TV el sábado por la noche
. Dadas las temperaturas de este invierno tan crudo, decidí no salir a ningún lado durante todo el fin de semana y dedicarme a “lechonear” como corresponde. Al igual que tantos montevideanos repiten cada 30 de abril, el viernes realicé la ceremonia de traer del supermercado suficientes alimentos como para sobrevivir dos años sin poner un pie en la vereda. Entre todas las porquerías bien cargadas de grasa, azúcar y ni que hablar de sal, volví a cometer el mismo error de hacía dos meses, pidiendo tres porciones de pascualina que a simple vista parecía fresca , además aposté a la gran rotación de productos por la cantidad tan grande de gente haciendo cola. Nuevo fracaso! Otra vez debí mandarme varias incursiones al baño, que ni siquiera las pude frenar taponeando con casi medio quilo de cuartirolo. A pesar de que tengo alta autoestima, gran riqueza espiritual, con miles de pensamientos filosóficos para discutir en profundidad conmigo mismo durante largas horas y así lograr transmitir conclusiones que le cambiarían la vida a tantas personas en el mundo, preferí lanzarme al sillón donde realizo el deporte que vengo dominando con maestría desde hace años: el zapping de laTV .Hay que reconocer que la modernidad nos trajo un montón de mejoras. Más opciones, más espectáculos musicales, más programas culturales, deportes variados, informativos, etc. Pero sin duda que los productores de TV del mundo están en declive y a los creativos se les van agotando las ideas, por lo que la reiteración de programas es prácticamente inevitable cada pocas semanas. Hay varios canales atractivos que aportan conocimiento en historia, medicina, noticias y fútbol. También le dedico tiempo a dos de ellos que enseñan sobre el comportamiento animal, aunque confieso ya me estoy saturando de ver tantas veces a los mismos leones “morfándose” a los búfalos, los mismos guepardos( cheetas) morfándose a las mismas gacelas, y a las hienas garroneándole a las cheetas su cacería o metiéndole el diente a cuanto bicho muerto haya entre los yuyos, mientras los mismos buitres de siempre que tienen pinta de estar contratados y en cualquier momento saludan a la cámara, se ponen en lista de espera para ligar cualquier sobra. Alguno por su aspecto y forma de arrancar las tripas de los cadáveres, me hacen recordar a tantos abogados de nuestro país. Pero son los argentinos quienes nos dominan con su invasión en la pantalla chica. Lo de Tinelli es muy bueno hay que reconocerlo, aunque se me ha vuelto tedioso por reiteración y lo peor es que en materia de entretenimiento liviano no hay mucha más opciones. Y volviendo a la carroña y a los buitres, hay varios programas rioplatenses que se dedican a denigrar a cualquiera y así lograr la burla general y tener algunos puntos más de rating para vender mejor el minuto de publicidad. De ellos, Mario Pergolini es quien sobresale en la lista. Casi el campeón mundial del mal gusto, la falta de ideas, del resentimiento y pegarle a quien sea, político o del espectáculo. Lo único que sabe es intentar descalificar a cualquiera que demuestre capacidad para algo, y ni que hablar del veneno que acumula contra Tinelli sólo por haber sido mucho más exitoso. Cuenta además con su equipo de alcahuetes que le siguen el juego haciendo lo mismo que la mayoría de quienes logran ponerse frente a una cámara: Lo que sea con tal de mantenerse en la TV. Un poco más abajo pero de la misma calaña le siguen Jorge Rial, (de cuarta), y esa mina de pelo rojo que da náuseas verla fumando habanos metiéndole el serrucho a cuanto artista se le cruce. Y si no hay a quien darle, ella y su mediocre equipo inventan cualquier pelea. La TV mejicana es menos atractiva que dormirse una siestita en la cama de un Faquir. Ni siquiera entiendo bien lo que hablan en los poquitos momentos que logro concentrarme dos minutos en algunos programas de variedades, porque los teleteatros se pueden ver sólo luego de haberse tomado medio litro de whisky acompañándolo con diez cigarros de marihuana y algún tecito de cucumelo. El canal español y el alemán están de relleno, no creo que cobren por la señal sino que seguramente pagan. ¿Y qué decir del italiano?, en el que las 24 horas del día esta parada una rubia vestida de fiesta dirigiendo no se sabe qué programa desde el centro del estudio, donde tres o cuatro ilustres desconocidos dialogan con ella mientras cientos de extras contemplan sentados, duritos como estatuas romanas y pobre al que se le ocurra abrir la boca. Además, tras muchos años de bodrios televisivos de la RAI a esos extras la única forma que pueden lograr meter al Canal es que si un grupo de matones contratados esperen agazapados a los transeúntes, y tras una emboscada meten a punta de pistola la cantidad de gente que precisan para llenar el estudio ese día.
Hace años me quedé sin paciencia para las comedias americanas de supuesto humor, esas que se oye la famosa grabación de risas cada pocos segundos y siempre me dejan pensando si no seré yo el único incapaz de captar los chistes. El año pasado traté de seguir a “Lost”, pero de inmediato me perdí por el camino. “24 horas” no me atrapó ni la primera hora, y no tengo ni suficiente tiempo libre ni ganas de competir con ningún habitante de este planeta por demostrar quién ha visto más capítulos de Prisión Break”. De CSI ya había dicho que resultó interesante al principio, pero varios empresarios de Hollywood notaron el filón, y así fueron surgiendo competidores de decenas de ciudades americanas. A esta altura ya ni recuerdo cuál es la original, quién resuelve mejor los crímenes, si los de Miami, New York, Las Vegas o San Gregorio de Polanco y me resulta aburrido que cuando está llegando el final de un capítulo, al no poder encontrar al culpable del asesinato, de repente a alguien se le ocurre traer esa lámpara azul a la escena del crimen y ella solita resuelve todo. La habitación está a oscuras, encienden la lámpara y allí donde hasta ese momento no se veía nada de nada, aparece más sangre que en lo de Castro – Gerardi. Vivo rezando para que no vuelva a surgir otro Reality Show, y que a nadie se le ocurra hacer un nuevo “Gran Hermano” en el que deba soportar llantos estúpidos carentes de contenido, y frases profundas cargadas de sabiduría tales como: “Soy un ganador porque siempre jugué a ser yo mismo. Agradezco a mis padres que hoy en día soy quien soy por lo que ellos me enseñaron”.
Sólo de pensar en las palabras “Confesionario” y “estás nominado”, o en el panel de falsos periodistas –sicólogos analizando a cada personaje ya me da chuchos. ¡Por favor, que el gobierno argentino proscriba a Marley , pida orden de captura y lo mande a juicio por “Intento de vaciamiento cerebral a la población rioplatense”! Durante el paseo digital por la pantalla, muchas veces quedo atontado frente a un partido de fútbol aunque sea en la división C de Rumania. En ese momento puede caer una bomba atómica que no me doy cuenta. No sé si a mi señora le molesta que esté disfrutando cualquier programa o en especial bronca al fútbol pues conoce mis debilidades y mi pérdida de contacto con la realidad. No espera a que termine el partido, cuando me nota bien compenetrado ahí se le ocurre venir a conversar de algo relacionado con los niños, o de la casa, o cualquiera de miles de temas intrascendentes para mí. Yo sigo ajeno, pero casi siempre mientras oigo las importantísimas palabras del comentarista, una voz femenina que parece familiar tenue y lejana comienza a invadir mi cerebro y a mezclarse con la del relato, aunque confieso jamás logré escucharla con claridad y generalmente respondo algún: “si mi amor” o “ahá” , a pura intuición nomás. Dándose cuenta de que estoy en Melmac, sigue hablándome pero se va colocando despacio con pasitos cortos frente a la pantalla sólo para ver como y cuánto reacciono. El invierno anterior traté de congraciarme y mostrarle que no soy tan vacío, y que sí podemos ver juntos cada tanto un programa interesante para ambos, (otro año más que sigo pensando cuál podría ser) Opté por el menos doloroso: “Desperate housewives”, mas a esta altura ya resulta poco creíble que a 4 mujeres comunes y silvestres les pasen tantas cosas malas en tan poco tiempo. Yo ni conozco quienes viven de mi propio edificio, mucho menos en la misma cuadra, e incluso me ha pasado de encontrarme con algún amigo que luego de 20 años sin vernos me entero tiene un apartamento en la esquina .Y estas minas se juntan todos los días para chusmear sobre vida y obra de cada integrante del barrio, quien sale con quién, quien dejó a la esposa por la amante , quien se fundió en La Bolsa y debe fortunas , los traumas de la infancia, etc. Al resto de los vecinos los vemos siempre en la rutina, todos laburan de lunes a viernes y se encierran a chupar cerveza frente a la TV( bastante mala) los fines de semana, pasean al perro, leen el diario, lavan el auto y justo cuando se ponen a manguerear el jardín, esté cuarteto de desesperadas los obligan a ser testigos de cuanto escándalo arman con sus maridos e hijos., todas con más problemas que un libro de matemáticas.
En el lado uruguayo, informativos de más de una hora en la TV abierta, todos repitiendo las mismas noticias que se podrían decir en diez minutos. Por lo tanto, ese sábado de noche sólo me quedaba era buscar alguna película en inglés subtitulada para tener la sensación como de estar en el Cine. Buscando en la revista de cable noté que la mayoría de los títulos ya los había visto o los nombres ni me sonaban conocidos. Cambiando de canales nada me llamaba la atención, todas iban por la mitad y no entendía un pito, así que me enganché con una policial de alto suspenso en el canal 10 en la que mataban 30 personas cada 5 minutos. Pero nuevamente un film que debería durar máximo una hora y media, comenzó a las 22hs y por compromisos con anunciantes terminó a la 1y 30 a.m. del domingo, esto me obligó a quedarme hasta el final porque no podría dormirme sin saber quién era el asesino. Así otra vez más a lo largo de toda mi vida volví a recordar la frase máxima que hace mucho tiempo esbozó aquel filósofo uruguayo y debería estar grabada en mármol con letras de oro en la puerta del Ministerio de Cultura:
”No soporto ver esos pedazos de películas cada 15 minutos que me hacen perder por completo el hilo de la tanda publcitaria.
martes, 10 de junio de 2008
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