jueves, 24 de mayo de 2007

FERIA ARTESANAL

Me encanta ir a la Feria Artesanal, especialmente en verano. Después de tantas veces miro mucho pero casi no compro nada. En realidad he llevado a casa tanta cosa que no sirvió para nada, que busco no tentarme. Igual esta bueno el paseo. Al caminar bajo esas tenues luces nunca termino de sorprenderme como cada vez hay más gente con capacidad para fabricar cualquier cosa. Artesanos en madera, lana, cuero y algún que otro derivado de nuestros ganados bovinos. Nunca imaginé que un cuerno de vaca o toro sirviera para tantas cosas (cenicero, pisapapeles, etc., aunque confieso que como elemento decorativo, verlo en cualquier hogar, cualquiera sea su formato o aplicación, me causa una leve depresión.
En general en las Ferias hay un grupo de artesanos pulcros, correctamente vestidos bien organizados en cooperativas de producción. Hacen sus stands en forma prolija y bien presentable. Pero también esta el otro grupo, el de los semihippies y en muchos casos, hippies totales. Ataviados con vaqueros manchados de pintura y/o comida que datan del siglo 19, decenas de colgantes en cuello y brazos, ojotas de cuero y uñas de pies de respetable oscuridad, bien cargadas con tierras que datan del período Mesozoico. Boina de lana con los colores de Jamaica, brazalete con caracoles atravesados o con varios dientes de tiburón,y la infaltable camiseta con Bob Marley en el pecho donde se puede leer debajo algunas de las siguientes palabras:
RASTA MAN
REGGAE FOR EVER
THE LEGEND IS HERE.
Si alguna vez la familia de Marley exigiera los derechos de imagen desde que murió el cantante hasta la fecha, a los fabricantes uruguayos les convendría más escaparse del país.
Estos hippies arman su puesto con tres cañas, unos metros de tanza, y varios pedazos de fieltro negro. Un taburete bajito, mesita a la altura, termo y mate o botella de cerveza, y a vender se ha dicho. Según me lo informaron las fosas nasales, estos chicos toman contacto con jabón y agua una vez a la semana, en el mejor de los casos. Eso si, meta perfume berreta (símil marihuana) y sahumerios de indescifrables gustos para tapar aromas propios. Fabrican collares multicolores, muñequeras en cuero, dibujos en vidrio, pinturas en aerosoles etc. Pero hay algunas cosas que siempre me llamaron la atención en su producción.-
En primer lugar, la capacidad que tienen para manipular cualquier tipo de metal. Me he quedado mirando a uno, quien, con cigarrillo de dudoso origen en su boca, tomó la punta de un alambre y comenzó a hacer movimientos inentendibles con sus manos. A priori me dio la sensación que tenía un temblequeo, como que en cualquier momento podían venirle convulsiones. Todo eso siempre debajo de una espesa y larga barba, que tal vez la usa como camuflaje para evitar le copien sus métodos de fabricación. Por increíble que parezca, del alambre liso que entró por el lado izquierdo, luego de atravesar la barba, iban saliendo por el lado derecho varias caravanas y adornos femeninos de formato único e irreproducible. Cortó con el alicate, y prontas para la exhibición. Otro alambre, otro chirimbolo.
Yo perplejo. Con lo que me cuesta enhebrar una aguja, aún con lentes de Óptica Americana y este tipo realizó esas obras de ingeniería.
Esto me produjo un espíritu de solidaridad, quise aportar mi granito de arena para darle fuerzas de seguir adelante. Enseguida me fijé qué otros productos podría comprarle. Sobre su mesita había varios tenedores doblados a mano, algunos de cuales se asemejaban a pulseras. Confieso que hasta ese momento nunca había usado pulseras, no me gustaba mucho que digamos. Pero en medio del bullicio, con ese ambiente tan particular, todo el mundo usando cualquier cosa, olor a Pachuli y mis ganas de apoyar económicamente a Don Woodstock, me largué a comprarle una.
Saliendo de la Feria, ya con mejor iluminación, miré hacia mi muñeca y un pensamiento tras otro comenzó a atropellarme:
_ ¿Cómo se te ocurrió comprar esta pseudo artesanía que ni siquiera es parecida a una pulsera? Esto no sólo parece un tenedor doblado, ¡es un tenedor doblado! Para usar esto, anda a casa, agarrate un tenedor, doblalo y metételo en la mano. De paso si querés te doblás un cuchillo, una cuchara, te los ponés en los brazos y quedás pronto para cualquier comilona de emergencia.
Sacátela inmediatamente…..

Creo que la pulsera esta guardada en algún sitio, pero de verdad hace años no sé ni dónde.
Ya me había fastidiado y quería irme de la Feria, pero recordemos que para las mujeres, en verano queda prohibido acostarse temprano o ponerse a mirar la TV. Para eso está el invierno.
Seguí caminando un rato más, hasta que mi señora se detuvo frente un cartel anunciando que escriben tu nombre en un grano de arroz. Yo quería seguir, ella quedarse. Tironeos opuestos de ropa y manos.
Nos quedamos, por $50 no iba a continuar la discusión. A partir de ahí, mientras el joven movía un fino lápiz con aparente habilidad, mi mente empezó a volar hacia otros lugares:
“Digamos que es verdad, que alguien aprendió la técnica con un monje chino y luego la enseñó a mucha gente. Ya se ha logrado escribir Jorge en un espacio tan pequeño. Genial, ¡viva la micro escritura!. Además de haber descifrado el genoma humano, el hombre puede grabar palabras en un grano de arroz. Esto sí que es un logro”…..
Yo me pregunto:
¿Para qué quiero un grano de arroz con mi nombre?
¿A quién se lo voy a mostrar y con qué fin?
¿Dónde lo pongo?, ¿en la mesita de luz o en el estar?
Si viene un amigo a cenar, ¿le muestro orgullosamente el grano como si fuera un Van Gogh, o mejor ni hablo del tema para no quedar como un tarado?
Como es de suponer, al grano lo extravié antes de llegar a casa, y eso que me lo habían entregado en una bolsita. Busqué en todos los bolsillos y mantuvimos varios intercambios de reproches con mi mujer, que lo había guardado yo, que lo había guardado ella. Pero al igual que el “caminito”, desde que se fue nunca más volvió.
Por favor, si alguien lo encuentra que me avise, está a mi nombre. Lástima no le agregué un número telefónico

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