sábado, 21 de julio de 2007

EL PASAPORTE

A los lectores: He tratado de contar esta anécdota lo más comprimida posible, pero no puedo quitar cosas que sucedieron realmente. Si te gusta leer estas vivencias tan excitantes, que tanto te van a cambiar la vida, bienvenido seas. Si en cambio no querés leerlo por ser demasiado largo o aburrido, cortalo donde te parezca y a otra cosa.
EL PASAPORTE
Conozco dos escritores, tal vez haya más, pero Roa Bastos y Saramago llegaron a tal grado de capacidad y reconocimiento que se dieron el lujo de publicar algunos libros sin usar puntos o comas. Y lo magnífico es que se entiende perfecto cada uno de los conceptos que vierten en sus páginas. A pesar de estar en un nivel un poquito más abajo (digamos apenas a 3000 escalones), a veces uso cierto estilo de escritura que disfrutan varios amigos y así me lo han hecho saber. No, no piense que me creo capacitado para vencer leyes gramaticales, pero una anécdota de hace 20 años fue la que me dio la idea de adoptar dicho formato. Como siempre quiero dejar en claro que este nuevo relato sucedió así, sin exageraciones, no saco ni agrego nada:
Año 1987
Viaje a Feria de Óptica junto a mi hermano. Cuñada llevarnos en su auto. Copa Libertadores de América, primera final Peñarol- América de Cali. Aeropuerto. Salida avión 16y20 horas.
15horas Funcionario de Pan Am devolviéndome pasaporte por haberse vencido.
- Este pasaporte debiste renovarlo hace 3 meses, fueron sus palabras recriminatorias. Reconozco que en primera instancia pensé en el refrán" No hay mal que por bien no venga", por lo que me mentalicé para ver la final por TV y hacer los trámites de renovación al otro día. Mi hermano con cero nervios, más contento aún por el partido. Sólo por tranquilizar mi conciencia le consulté al joven si no se podría hacer alguna gestión excepcional. En forma casi despectiva me dijo que no, mientras se aprestaba a atender otro pasajero. Le pregunto si podría ir yo a renovarlo. Levanta la cabeza y clavándome sus ojos me espeta sin anestesia:
_ "Querido, esto no te lo arregla ni Dios. Lleva tres o cuatro días siempre que hagas el trámite urgente. Si lo hacés común, no menos de un mes"
Lo de “Querido” me sacudió todo el organismo como un golpe de electricidad. Ya estaba tibio y calentándome a gran velocidad.
Él era el catedrático arengando a un ente descerebrado (yo) al que le hacía el favor de dirigir la palabra. No importa lo caro que cueste un boleto aéreo, a los empleados de aerolíneas cuidadito con mirarlos mal, elevarles la voz, o pedirles te pasen a “Ejecutiva” de garrón, porque cuando llegás al avión seguro te toca el último asiento al medio. Y hasta te pueden mandar parado todo el vuelo dentro del baño, te pasan la comida por debajo de la puerta y cada tanto la azafata entra a azotarte con un látigo mojado.
En ese instante aparece a mi lado el clásico colega de Óptica, quien empujado por su bífida esposa, se acerca con la excusa de querer ayudar. Su voz denota falsa preocupación, me quiere hacer creer que es solidario, pero por dentro disfruta inmensamente. La suma de estos dos hechos precipitó la cosa, allí se produjo el famoso click en mi cabeza. Es esa rabia repentina que se apodera de nuestra razón y al instante sin importar la dificultad queremos derribar un edificio con los puños. Ahí voy, ¡a la guerra con un escarbadientes!!¡¡ BANZAI!!:
- ¡Dame eso para acá! le grito, arrancando el pasaporte de su mano.
Le pido las llaves del auto a mi cuñada. Corro al Ford Escort. Salida furiosa, pie derecho apretando el acelerador al mango con fuerza suficiente para sacarlo por debajo del chasis. El pedal, casi asfixiado por la presión, comenzó a pedir socorro pero no tenía quien lo ayudara. Luces largas. Frenada abrupta en varios semáforos. Con las manos juntas en plegaria y a bocinazo limpio le pido a los autos de adelante que se corran. Todos a un lado. Me encontraba en una espiral creciente de "automanijearme", con la aguja del Estresómetro marcando máximo, sólo por demostrarle al tarado de Pan Am que lograría hacerlo. Desde hacía rato cierto susurro interior me pedía que bajara la pelota, pero a esa altura ya no me calmaba ni una buseca de Diazepan con chorizo de Lexotán colorado.
15 y20 horas. Llegada al Ministerio del Interior, Mercedes y Julio Herrera y Obes. Dejo el auto mal estacionado, bajo como tromba mientras repito mentalmente:
_". Si quiero que me atiendan rápido debo elevar la voz. No voy a perder tiempo con frases largas o conjugando verbos. Todo me importa un bledo".
Entonces, ¡eureka! Esa idea me dio la llave para empezar a escribir en un formato único, diferente y aflorando mi total falta de paciencia conforme voy avanzando en edad.
Entro a la oficina ya desencajado, al mejor estilo Hulk y vociferando:
_ ¡¡¡¡¡PASAPORTE VENCIDO, VIAJAR 4 y 20!!!! Tanto funcionarios como público en la cola se dan vuelta por los gritos descomunales. Nadie contesta durante 6 eternos segundos. No sé si repetir, esperar alguna reacción, o abrazarme a cualquiera y ponerme a llorar. El tiempo parece detenido. Se acerca jefa de sección:
_¿Qué le pasa señor?
_¡¡ PASAPORTE VENCIDO, VIAJAR 4 y 20!!(Quería decir algo más coherente pero no me salía otra cosa)
Jefa mira pasaporte.
_ Debió renovarlo hace meses.
_ ¿QUÉ HAGO?
- No sé, pero si quiere vaya a la vuelta, ¿conoce al Ministro?
-POR FOTOS EN EL DIARIO (mis decibeles no bajaban)
-Si él se lo renueva yo no tengo problema, fueron sus palabras, aunque por el tono de voz me dio a entender que estaba "medio frito"
15y 24 horas. Entro a la vuelta, oficina Ministro. Clásico speech en el hall a los gritos:
_PASAPORTE VENCIDO, VIAJAR 4 y 20. Un grupo de porteros que asustados por los alaridos no saben ni qué hacer ni que contestar. Pero para aquellos agnósticos y todos esos ateos radicales, tan convencidos de que no hay un más allá luego del más acá, quiero informarles que vuestro conocimiento es nulo. Sí existe un ser superior eterno, y ese día por casualidad estaba allí a la misma hora, tal vez haciendo algún trámite para viajar a otra Galaxia.
De la oficina principal baja Nelson, un amigo del alma con quien jugábamos al fútbol desde hacía años, y una chica que había sido adscripta de mi liceo. Ambos se encontraban sorprendidos por oír gritos salvajes de,……. una voz tan familiar en pleno Ministerio del Interior. Yo, firme escudado en mis seis palabras: pasaporte vencido, viajar 4y 20. Nelson toma el documento, va a intentar ayudarme pero no cree pueda lograrlo, y sube la escalera sin olvidarse de agregar que soy un anormal, estúpido, irresponsable, etc.
15y45 horas. Trae el pasaporte firmado por el Ministro, quien dio fe de mi buena conducta sin haberme visto jamás en su vida. Podía yo ser el peor terrorista del planeta y mi integridad como hombre de bien había sido refrendada de todas formas. Besos y abrazos con mis amigos. Vuelta corriendo a la primera oficina. Las ocho funcionarias aguardando, todas para mi solito, dejaron de atender a los demás por orden del Ministro. Ahora que lo pienso, seguro creyeron que yo sería pariente del Presidente, diplomático o miembro del gobierno, cuando en realidad, ¡¡ todo gracias a un equipo mediocre de la Liga Universitaria!! Mientras una manchar mis dedos, otra impresión digital, tercera escribir a máquina y cuarta preguntar datos. Quinta sacar foto, sexta, séptima y octava histéricas correr de acá para allá sin saber que hacer para apurar gestión.
Nunca tantas fueron tan enloquecidas en tan poco tiempo por una sola persona.
15y55 horas. La cajera pedir $2400 por el trámite. Responder yo tener cien dólares. Ella no poder aceptar. Yo cruzar al Banco de Crédito (que en esa época no sólo estaba abierto, sino también era una entidad respetable que sus dueños aún no pensaban desvalijar). Llegar en 4 segundos. De acuerdo a mi excitación a esa altura, continúo usando la misma herramienta que buenos frutos me estaba dando. _PASAPORTE VENCIDO, VIAJAR 4 y 20, pero agregando ahora al final la variante: CAMBIAR PLATA URGENTE POR FAVOR (creo que el "por favor" no lo dije). Parecería que exagero, pero de verdad el guardia manoteó su arma pensando en un asalto. En la caja, todos los clientes correrse por el susto. Cajero cambiar en 10 segundos.
15y57 horas. Volver corriendo, pagar y pedir a jefa de sección que por favor llamar Pan American para esperarme. Salir volando, luces y bocina encendidas. En semáforos repetir ruego a choferes de adelante. Dos veces pasar autos por la derecha y en una casi volcar.
16y 14 horas. Llegar y frenos sonar tipo película. El motor del Ford Escort agradecido que yo bajar. Entrar corriendo. Valijas fuera del avión. Tirarle pasaporte sobre mostrador a funcionario, quien al igual que mi hermano y cuñada no daban crédito a lo que veían. Fuera de mi mismo no quise guardarme la angustia acumulada y le refregué en la jeta: ACÁ LO TENÉS PEDAZO DE UN GIL. A MI DIOS SÍ ME LO ARREGLÓ,¡¡¡¡ ESPERO NO ME HAYAS HECHO CORRER AL CUETE!!!
Ya en el avión, a mi colega se le cayó la mandíbula inferior al verme entrar. No sé cuanto tardé en reponerme, pero caí en el asiento y quedé exhausto. Si alguien hubiese observado con un microscopio en mis glándulas suprarrenales en ese momento, seguro habría leído un cartel que rezaba:
"Cerrado por falta de adrenalina. Estamos sobrevendidos. Entrega en 60 días"

No hay comentarios: