martes, 24 de abril de 2007

Viajando con celular

Cuando uno sale de viaje, aún siendo por trabajo, siempre es bueno poner la mejor disposición , tener onda, ver el vaso medio lleno y no medio vacío. He tratado de mentalizarme en ello para este viaje que recién hecho por razones laborales. Los resultados, más que pocos, fueron nulos. La teoría es mucho más fácil que la práctica. Van surgiendo inconvenientes y uno trata de recordar los consejos, las experiencias ajenas, las frases de todos aquellos que nos rodean y parecen equilibrados. Pero cuando estoy pasando por situaciones conflictivas, nunca recuerdo nada de esos consejos, pocas vivencias de otros me vienen a la mente , y el famoso balde de plástico( o metal) tapa mi cabeza en forma casi instantánea.
Hoy voy a dedicar estas líneas al teléono celular.Todos nosotros hemos recibido alguna vez un tipo de e-mail nostálgico que nos recordaba cuando no existían los avances tecnológicos de ahora. Y eramos felices. Ni la familia ni los amigos sabía por dónde andábamos. Y eramos felices. Viajar a otro país era un acontecimiento más importante que una elección presidencial. Ibamos a Buenos Aires en el hidroavión o el Vapor de la Carrera, por 3 días nadie sabía si seguíamos con vida, ... y eramos felices. Hoy, sigloXXI,cuando salimos no podemos estar incomunicados mucho tiempo. Esto nos pasa a todos,no sabemos por qué pero hay que llamar a casa cada 10 minutos para dejar tranquila a la flía.No sé qué bicho nos picó a todos que si no llamamos seguido , nuestros seres queridos se desesperan.El "llamame apenas llegues" esta más presente que si llevamos el pasaporte.Todos se desespera en los aviones por comunicarse apenas aterriza, y siempre la azafata putea para que apaguen los celulares. Apenas bajé de avión me fuí a cumplir con la ley primera. Salí a comprar un chip, porque si mantengo el servicio desde Uruguay, el precio por llamada es más caro que engordar un chancho a bombones.
Si los americanos pueden hablar día y noche por celular con no se sabe quién ni de qué, yo no puedo ser menos. Seremos de un país pobre pero tenemos tantas cosas que decirle a nuestros familiares igual que ellos.No quisiera desviar la atención de esta tan interesante historia que sé los mantiene en vilo a ustedes, pero me parece joda que en un espacio de medio centímetro cuadrado puedan meter tanta cosa. La verdad, he llegado a pensar que es todo mentira y alguien desde alguna parte del Universo tiene guardada en computadora la información que preciso.Cada vez que aprieto una tecla, me manda esa información y yo quedo contento creyendo que en realidad mi teléfono es maravilloso.
Compro un chip, llamo al número que me dijeron. Nada sucede. Una voz femenina me da 600 opciones hasta que puedo dialogar en español con una operadora. Hasta que le explico que no puedo abrir la línea pasan 20 minutos. Trato de hablar despacio porque la chica no entiende casi ninguna de mis palabras. Me sucede lo mismo con las suyas. Vuelvo al lugar donde compré el chip.El tan amable funcionario a la hora de vender, cambia su personalidad a la hora de aceptar reclamos. No sólo no me recuerda a pesar de haberme atendido hacía 5 minutos, sino que me pasa a un manager quien me deriva a otra persona. Los pensamientos más mezquinos del ser humano atraviesan ya mi mente. Siento voces en el interior, tales como:
-Putéalos y andate
_ No , esperá , no te dejes llevar por la furia _ No ves que lo están haciendo a propósito _Tranquilo, pensá en otra cosa
_¿Y en qué querés que piense, si a estos marginados les da lo mismo que me muera acá mismo o les compre por mil dólares?
Así seguí escuchando voces hasta que a los 5 minutos(parecieron 5 horas) una chica empezó a manotear mi teléfono, digitando teclas a velocidad de la luz. Al rato me informó que estaba pronto para hablar. Antes de salir probé otra vez. Nada. Volví y el manager me lo arregló no sé cómo. Lo peor es que quedé como un sicótico alienado . De los U$50 que gasté para poder hablar 1500 minutos(según el manager), al hacer ya la primer llamada me sale al paso una grabadora informando que quedan 28 minutos para esta comunicación.
A esto le llamo pagar derecho de piso, e izquierdo también. Caí como un chorlito, y eso que hasta hoy no sé ni cómo es un chorlito ni la razón por la que estas aves caen tan facilmente. Tal vez tengan un gen que les quita fuerza de las patas , y al posarse en una rama no pueden sostener su peso, por lo tanto la gravedad hace el resto. Tal vez sea que el chorlito es más confiado que el resto de sus congéneres Varios contratiempos se agregaron a este periplo de comunicación, y a pesar de que parece tan normal hablar por celular, vivo añorando de que un día se corten todos los servicios telefónicos, aunque fuera por 24 horas, así pudieramos volver a las viejas épocas en las cuales sin teléfono celular, igual nos rebuscábamos para vivir lo mejor posible. Y pensar que el Sargento Sanders con un aparato gigante y de lo más rústico que he visto, se comunicaba sin inconvenientes con sus jefes a miles de kilómetros.

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